domingo, 1 de julio de 2012

Una Despedida Pendiente

Cuando regresé de embarcar a Claudia ya era tarde, la noche estaba fresca, el elevador y el pasadizo del piso 7 de ese hospital estaban vacíos.
Caminé hacia tu habitación y cuando entré tú dormías sobre tu cama. Cubierta con la sábana blanca y esa colcha de hilo grueso que había en ese hospital. La luz ámbar y tenue de la pared estaba encendida, la cortina que dividía la habitación en dos estaba estirada. Llevabas puesta tu bata rosada. No quise despertarte así que con mucho cuidado de no hacer ruido coloque la lata de leche que me encargaste sobre esa mesita de metal. Busque el sillón para poder acomodarme y descansar pero para mi mala suerte, estaba del otro lado de la habitación, entre la otra cama y la ventana. La otra señora también estaba durmiendo así que no quise sacar el sillón por que despertaría también a tu compañera de cuarto. Me senté en esa silla verde que estaba cerca al lavaderito, trate de leer algo pero la verdad es que no pude, la silla era incomoda así que levante la mirada y te vi durmiendo. Te vi por un largo rato, recuerdo que te diste vuelta, pusiste tus dos manitos bajo tu cara y encogiste tus piernas como lo hacias siempre.
Me acerque para acomodar la sonda que tenías conectada en tu mano derecha. No pensaba en nada, solo te miraba por que al hacerlo me transmitías muchísima ternura y también porque ¡me gustaba ver a mi abuelita! (Despierta, durmiendo, cocinando, planchando, tejiendo, silbando, peinándose, escribiendo recetas, etc. me encantaba verte). Yo sonreía mientras te contemplaba. En el pasadizo una enfermera hacia bulla arrastrando sillones de un cuarto a otro, me dieron ganas de pedirle uno para mí pero seguro alguien mas lo necesitaba. El que yo usaría para dormir estaba cerca así que pensé en sacarlo mas tarde. De pronto escuche: hijo, ya habías llegado, ¿por que no me despertaste? Eras tu”; Ah es que te vi durmiendo rico y no quise molestarte mamita. ¿Y Claudita ya se fue? Si mamita, ya la embarque, en un rato mas la llamo para saber como llegó. -¿Esta bonita Claudita no? Se ha arreglado mi cholita” jajajaja -Si mamita, se a arreglado. Ah abuelita, aquí está la leche, este es tu vuelto. Y me dijiste: Guárdalo tú, ya mañana me lo das. Yap ¿Quieres agüita, te paso un vasito? Ya hijo por favor. ¿Tibia o fría? Un poco tibia. Dije Yap, mientras te ayudaba a sentarte (aun recuerdo la palma de tu mano caliente apoyada a mi brazoL). Hijo toma café, allí abajo hay tostadas me decías mientras señalabas con la mirada la puertita de la mesa, en el termo hay agua caliente, toma nomás (Es que tu eras así, te desvivías por atendernos, invitándonos un cafecito, siempre tan atenta y aunque en el hospital esa sonda no te dejaba, igual invitabasL). Ya mamita, pero después por que ahorita hace calorcito.
Hablamos de que esa noche sería por fin la última en el hospital, de que viajarías en bus cama y te bajarías en el peaje, donde papá te esperaría con la camioneta y te llevaría a casa. Todo estaba planeado, tu estabas feliz y yo lo estaba por ti” Acuéstate hijo, jala el sillón, en ese ropero esta la colcha para que te tapes.
Te acostaste, te tapaste mientras yo aprovechaba en jalar el sillón para acomodarme a lado de tu cama. Abuelita ¿apago la luz del medio? No, así nomás déjala. Te di un beso en tu cabecita de algodón y me acomode en el sillón. ¿Estas cómodo? ¿No vas a tener frío en la madrugada? No mamita, tápate tu mas bien, cual quier cosa me pasas la voz ¿ya? -Ya cholo viejo, hasta mañana. -Hasta mañana mamita y ya sabes, cualquier cosa me pasas la voz.
Recuerdo que esa noche fue muy corta o acaso me quede tan dormido que no me di cuenta que la hora pasó lenta. Yo con el cuerpo en el sillón y con las piernas sobre una silla (no era una cama pero estaba cómodo) cubierto con una manta y medio apoyado en mi brazo derecho.
Escuche entre sueños tu voz. Si eras tú, conversando con la enfermera. Ya había amanecido y no podía siquiera imaginar lo que se llevaría ese maldito día.

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4 comentarios:

  1. El saber del desenlace me rompe el corazón, es como cuando lees un libro del que sabes el final pero los detalles los desconoces y eso me motiva a leer.
    Me has hecho llorar y entristecerme, por ti, por mi y por nuestras abuelas. Mis últimos recuerdos con ella son mas escatológicos y terribles y por eso no quiero recordarlos mucho, prefiero mantener en mi memoria a mi Abuela enérgica y llena de vida. Es algo sobre lo que escribiré algún día, por ahora no puedo todavía duele.

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    1. Gary; Creo que ya es hora de escribir sobre la segunda parte.
      Y ahora que pasó el tiempo, creo que no es el final y ya leeras por que!

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  2. Qué linda la manera de describir a tu abuela, con tanta ternura. Las abuelas son coma la segunda mamá de uno, algún día sabré lo que se siente, lo imagino con mi mami, ella muere por mis hijas y casi no las conoce, pues ella vive en Lima, como toda mi familia y yo estoy en España. Mi tata, su mami, vivió siempre con nosotros, aunque no fui muy cercana a ella, mi hermano si. Pero la manera tan triste en que se fue no me gusta recordarla, porque me hace sentir culpable. Estuvo sola, todos estábamos en Moscú y ella ya muy viejita, pensaba que la habían abandonado, no entendía que solo era un año y murió 2 días antes de que volviéramos a Lima. Me da pena que se fue pensando que no tenía a nadie y que nadie la quería.

    Me gusta mucho tu blog, te sigo :0)

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    1. Ahora debe entender todo. Los ancianitos son como niños. Por mi abue sentía ternura, amor, era un ser taaaan especial para mi! Una vez mamá me preguntó que si morían las dos a la vez y por razones de la vida cada una estuviera en lugares diferentes hacia donde iría? Creeme que no supe responder, solo rezar por que no pase nada de eso, que ninguna de las dos me deje. Pero la vida es asi!
      Un beso!

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